JUAN VILAPLANA SOUSA

ADMINISTRADOR DEL MARQUES DE DOS AGUAS EN ONIL
NACIO EN 1850 EN ONIL.
DESDE 1887 HASTA 1909 FUE ALCALDE Y CONCEJAL EN VARIAS LEGISLATURAS.
1908 DEJA EL CARGO DE ADMINISTRADOR DEL MARQUES.

martes, 2 de enero de 2018

Por la Sierra de Mariola. Cuna de la muñeca.

Articulo de las Provincias del verano de 1922 de Miguel Quirant Tortajada.

Nos dirigimos a Onil por la carretera que va de Ibi  a Villena. En pleno centro de la Foia de Castalla no rodean, en enorme semicírculo, las diversas estribaciones de la Sierra de Mariola. A la derecha de sus faldas se cobijan Ibi y las  Masias de Fabanella, tan importantes para la vida de Onil en el siglo XIX. Un poco más adelante se asoma el propio poblado al que nos dirigimos. A la izquierda dejamos Tibi y La Carrasqueta, rematada ésta última por el famoso León de la Peña de Xixona. Delante aparece Castalla  vestida de verde, y en su cerro más alto el Castillo como corona. Más allá al fondo se presentan las azuladas montañas que ocultan Alicante con las crestas agudas del Maigmó.


El paraje está lleno de belleza. La gran Foia, a la luz de la tarde, es para los ojos una maravillosa fiesta de color.
Llegamos a un punto de la carretera que se convierte en una cruz. Un brazo gira para Alicante y el otro hacia Onil. Este trozo de carretera recta nos conduce al pueblo con una ascensión final pronunciada. El aspecto de Onil desde la carretera es magnifico. El poblado se extiende a lo largo de la sierra entre una esplendida arboleda de olivos, almendros y plataneros. Del pueblo a la cima, la montaña, en toda su extensión, muestra un gris claro de peña viva.
Desde las primeras casas nos saludan unos grupos de muchachas alegres. Son las trabajadoras de una fabrica de muñecas que descansan para merendar. La primera casa de Onil es pues una fabrica, la de mis amigos Roberto, Eduardo, Victoriano Blanquer. Estos dos últimos salen a recibirnos. Visitamos la fabrica y una cierta infantil emoción nos acompaña. Vamos a conocer los secretos de la formación de este juguete insustituible e universal. Tan sugestivo y que tan extraordinaria fuerza de ilusión trasmiten, a pesar de sus ojos fijos y de sus movimientos rígidos, que enseña a las niñas a ser madrecitas, a querer a las muñecas como hijas y llorarlas desconsoladamente cuando se rompen.
Una fabrica de muñecas es un conjunto anormal de cosas extraordinarias . Formadas, a excepción de la cabeza de porcelana, de materias básicas : harina, serrín, carbón, pintura… En unos de los departamentos destinado a formar el cuerpo de las muñecas, grupos de muchachas, con sus herramientas, se dedican a moldear brazos, piernas y el tronco. En una amplia terraza se secan al sol gran cantidad de estos fragmentos de muñecas. En otra sección se pintan y barnizan. Cuando están secos y en disposición, se unen al cuerpo los brazos, piernas y cabezas. En el departamento contiguo, las muchachas repartidas en secciones, se dedican al acabado, a darles vida. Unas colocan las pelucas, otras las peinan, le ponen las medias, las visten y las componen con adornos, lazos y sombreros. Con esta operación ya tenemos todo un ejercito de muñecas dispuestas a invadir los bazares para más tarde a las cunas de sus pequeñas madres, las más perfectas. Algunas muy coquetas tienen su monedero con diferentes útiles: lápiz de labios y espejito para decorarse el rostro que necesiten.
Todo el pueblo de Onil es una fabrica de muñecas. Hay algunas importantes, otras de menor nivel, y muchas pequeñas. Algunas de ellas son tan pequeñas que toda la constituye la propia casa, en la que toda la familia trabaja en la creación de nines. Onil es la cuna de las muñecas. Puede calcularse, que a pesar de la falta de brazos, salen de aquí más de un millón de muñecas al año y tres mil muñecas diarias. Todo el mundo es ilusión y alegría.

El Casino de Onil tiene una esplendida terraza cubierta de enredaderas que da a una de sus plazas. Ésta tiene una fuente y un platanero centenario de grandes dimensiones. En una de las tertulias del casino, a la que tengo la oportunidad de asistir, me dan a conocer un manuscrito que llama la atención. Es una obra teatral estrenada en Onil, con gran éxito, hace once años, a finales de 1911, en un teatro convertido hoy en fabrica de muñecas*.

Pero lo interesante de este género a la que pertenece dicha obra. Se trata de una revista en tres actos, en verso y escrita en valenciano por Andrés Amat: con música de Pedro Quilis y se titula Les Festes d´Abril. La revista está bien construida, y para ello los autores emplearon escenarios y personajes locales que desfilaban por la obra.
He aquí unos cuantos años antes de la Gran Guerra de 1914, en un pueblecito de la Sierra de Mariola, se estrena con éxito una revista de espectáculo y escrita en valenciano. Se trata pues de un género teatral que cuenta hoy con la preferencia del público de las grandes ciudades de España.
Visitamos la ermita de la Virgen de la Salud, patrona de Onil. En el camarín del recinto hay unas deterioradas pinturas murales representando milagros de la Virgen.
Acudimos a visitar al Palafanguer. Ante nuestros ojos moldean en torno con las manos ásperas de barro y pródigas en suaves caricias, el vientre, cuello y brazos de los cántaros morenos.

Marchamos de Onil un domingo por la mañana. El pueblo tiene luz brillante y un aspecto de fiesta aldeana. Hay un grupo de mozos en la plaza, vendedores de fruta y helados. Las mujeres salen de misa de ocho, y entre ellas abundan  las mozas, aquellas de la fábrica que vimos el día de antes moldeando y vistiendo muñecas.
No he podido resistir la tentación, cuidadosamente envuelta llevo una caja en una mano y bastón en la otra. Parece que las gentes me miran con sonrisa amable, como adivinando lo que llevo. En el camino recorro Ibi, Bañeres y Alcoy, encuentro conocidos que me preguntan.
- ¿ De dónde vienes?
- De Onil
-Ya sé lo que llevas en la caja: ¡ una muñeca !.

* Esta fabrica estaba situada enfrente del cuartel de la Guardia Civil, justo debajo de la Policía Local y la recordamos por la casa de Amandita Santoja.

PD. Este articulo es del libro de fiestas 2009 escrito por Paco Mira- Jesús Gil.


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