En el programa de fiestas de 1948 del III Centenario en el articulo " Pujante desarrollo de las industrias de onilenses" viene referido este escrito.
En los primeros tiempos de la industria de nuestro pueblo- que fue siempre altamente industrioso y sus habitantes hombres de originales iniciativas- las manifestaciones industriales de Onil eran dos principalmente: la alfarería que aun subsiste y la fabricación de tejidos que ha desaparecido por completo.
En los primeros tiempos de esta industria- hará unos cien años aproximadamente- existía un núcleo de tejedores cuyo domicilio social estaba instalado en la casa que hoy es propiedad de don Eleuterio Tormo, conocida como “La Máquina”.
En esta fabrica se hacían refajos, mantas y delantales y al mismo tiempo se traficaba en drogas, actividad ésta que adquirió un desarrollo insospechado. Los drogueros con sus carros, sus mulas, y algunos simplemente, con jumencos, recorrían la península.
Posteriormente se instalaron otras fabricas; una de ellas situada al final de la calle de la Menora, lindante con el Teular, fabrica ésta que era propiedad de don David Sempere. Existía otra fabrica en el actual domicilio de doña Agustina Mora, al frente de la cual estaba Antonio García.
Estas fabricas teñían la lana que tejían en sus grandes armatostes de madera y la lavaban después sus operarias en la pintoresca fuente ya desaparecida, conocida por el nombre de “ Font del rebals”.
Los telares de estas fabricas eran desde luego, movidos a mano, y su monótono tic-tac acompañaba el sesteo en las horas fuertes de la modorra agosteña.
Estos telares, además de producir tejidos para mantas y delantales, fabricaban un paño grueso de lana basta a listas multicolores destinado para refajos, de los que aun se llevan en algunos puntos de España.
En el suelo del taller se amontaban las canillas que contenían restos de hilazas tejidas, y sus colores verdes, amarillos, encarnados y azules, llamaban la atención del articulista, aquel muchacho espigado e inquieto con el que charlaba el industrial mientras hacía correr la lanzadera de una a otra punta de la canal, formando la trama del tejido.
En tiempos que recuerda el cronista, solo existían dos de estos talleres o fabricas. Con anterioridad, el número sería indudablemente mayor. Onil era ya en tiempos industriales bastante lejanos una plaza eminentemente industrial.
PD. En el Diccionario de Madoz en 1850; en Onil hay una fabrica completa de paños.
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