JUAN VILAPLANA SOUSA

ADMINISTRADOR DEL MARQUES DE DOS AGUAS EN ONIL
NACIO EN 1850 EN ONIL.
DESDE 1887 HASTA 1909 FUE ALCALDE Y CONCEJAL EN VARIAS LEGISLATURAS.
1908 DEJA EL CARGO DE ADMINISTRADOR DEL MARQUES.

martes, 28 de abril de 2009

Baloncesto en Onil.




Trofeo fiestas de Moros y Cristianos en los mediados de los años 70.
En polideportivo municipal al aire libre, en 1980 fue cubierto pasando a ser pabellon.

Fotos del 23 DE ABRIL 1970

Foto a la Salida del Santuario el día 23 de Abril de 1970.

Foto de la procesión del día 23 de Abril de 1970, por la parte antigua del pueblo, Plaza la Malva y calle del Serrallo.

martes, 21 de abril de 2009

UNA NUEVA PERSPECTIVA




Por suerte, aun es agradable contemplar a grupos de gente, hombres en su mayoría, en tranquila tertulia junto al palacio, igual que se ocurría en antaño. Sobre todo los meses de verano a la sombra de las torres, en meses más fríos se buscan sitios soleados.

Cualquier transeúnte que decida pararse, escuchará conversaciones interesantes de la vida pasada. Un coche pregunta por la oficina de turismo, otro por la calle Joaquin Blume y muchos por la cooperativa, las matrículas son diversas, algunos caracteres resultan familiares, la mayoría NO.

Xugan, uno de los contertulios de esta mañana, recuerda que el pasado año por estas fechas, aquí delante del Ayuntamiento, paró un coche con matrícula de Barcelona. Buscaba, como tantos, la cooperativa. Tenia un aire que creíamos recordar. Al preguntar nos dijo que era de Onil, hijo de Pepe Coveta y María Carrer, que emigraron a Barcelona en el año 1944. Tenia entonces 14 años, sus padres pasaban de los cuarenta, se emplearon en una fábrica de tejidos en un pueblo de Barcelona.

Tenia 77 años, nosotros conocíamos mucho a sus padres que eran mayores que nosotros. Sin quererlo la mente se nos fue 60 años atrás. Recordaba algo de Onil, pero sabía mucho de su pueblo, gente, costumbres, fiestas… porque era tema preferido de sus padres en el nuevo hogar a muchos kilómetros de la suya.

Nos pidió que le acompañásemos por un Onil que conocía de recuerdos de infancia y de relatos de sus padres, pero de seis décadas antes. Sus padres le hablaban mucho de la Ermita de Sant Antoni, su madre era muy devota de Sant Antoni del Porquet. Allí quisimos iniciar un camino de recuerdos, pero con una nueva perspectiva.

La Ermita desaparecida hace más de 40 años, estaba situada enfrente de Famosa, al igual que Les Piletes dels Frares al lado del convento, y una industrial emblemática en Onil: la Fundición, esquina calle de Alcoi y Pared del Real, apenas iluminada por aquel entonces con dos bombillas de carbón, y hoy en día llena de edificios, luz y comercios.

Al llegar al cruce de la farmacia con la Avenida de la Constitución, pregunta por la herrería del Tio Cayo, El Llavador Municipal y la Bassa Vila, que provenía de agua al lavadero. Un poco más arriba, por la calle Barberan y Collar, notaba a faltar el molino del Tio Xulla frente a la fabricas de muñecas Merín. Y un poco más arriba la farmacia de Dº José Merín, en la misma calle, otra de las muchas piletas que daban de beber a las caballerías muy frecuentes en esa época.

Descansamos un poco en los bancos de la nueva Plaza de Abastos. A Pepe le resultaba complicado esta nueva perspectiva del Onil del siglo XXI.

En la misma esquina con La Placeta La Font, nos comentó que cuantas veces había llevado su vieja bicicleta a reparar al taller de Els Seco y su padre taxista en la misma casa. El Monumental árbol, no estaba el reloj de Sol, de siempre c y el cup** del Tío Romualdo había desaparecido.

Las escaleras nos dirigen al barrio de Les Figueretes, el barrio de Onil que mejor conserva el encanto y formas de antaño, muy diferente a La Placeta del Xorret, sin fuente, sin árboles, sin el horno del Tio Candido y lleno de pisos que el urbanismo salvaje nos borra día a día de nuestros recuerdos. Pasamos por la calle Barranco que da nombre al mismo que cruza Onil de Norte a Sur. A mitad de la calle, Pepe se para y nos dice, aquí vivía el matrimonio Saulo y Teresa, ganadero él, recuerdo que mi madre me enviaba con un cazo a recoger la leche que vendía a su clientela.

Nota a faltar el bullicio de la Plaza la Malva , Tormito y Calle Nueva, donde vivía con sus padres, por aquel entonces con muchos comercios, panaderías etc. Los niños están en el colegio, los padres trabajando, y el 30 por ciento de las casas vacías. Bajamos por la calle Alfareros y Cruces Altas. En la calle Tejar, Pepe quiso ver lo que quedaba de la alfarería de Virgilio, donde recordaba ir con amigos a por barro para hacer cuartinols y boletes. que secados al sol. nos aportaban un material para nuestros juegos de infancia.

Bajamos al final de la calle Doctor Salcedo, recordaba la era de La Menora que estaba enfrente de la casa de los maestros D. Antonio y Doña Anita. Sí que recordaba, aunque en estado ruinoso la Alfarería de Pepe y, pasamos a la calle Cervantes, donde por Semana Santa se jugaban las partidas de arrimar con el piso de tierra y piedras grandes con bolas de madera de carrasca, una de las pocas diversiones de la época junto a la Pelota.

En esta calle conocida antiguamente como calle de la enseñanza, llegamos donde estaban las escuelas municipales. Nos paramos, Pepe nos comenta, aquí desaparece todo, solo queda lo que era la escuela de las chicas. Comentamos las muchas utilidades que ha tenido desde entonces, como biblioteca, fabrica, etc , dice Xugan, Al llegar a la Plaza recordaba la fuente, el árbol, el Ayuntamiento donde hoy se encuentra la CAM, junto con correos y la pescadería de les Aguaciles Juli y María.

Comentamos también el desaparecido Teatro Cervantes hoy con una nueva estructura de pisos, bares, donde veíamos las películas de cine con tres o cuatro paradas o cortes de unos pocos minutos mientras cambiaban las bobinas o rollos de celuloide.

Enfrente el Hostal con servicios de comida y habitaciones, garaje para la ALCOYANA, coches y carruajes con cuadra para caballerías. Demasiados cambios y muchos años de ausencia.
Finalizado el paseo, nos pidió para el día siguiente, que lo llevásemos a recorrer las fincas de Onil, dos zonas que recordaba fugazmente, El Tormo y Vasalos, donde muchas veces visitó. Luis, uno de sus amigos, residía en la finca Vasalos, y la parte de Fabanella hacia el Canales, Les Boltes, La Font del Moro, Moralleja, L´Umbria, Galindo. Cuántas veces había acompañado a su padre a recoger leña por esta zona. Recogimos pebrella para llevársela al pueblo (el olor de la sierra) en Cataluña.

Quisimos plasmar este encuentro con una foto en la plaza, antes de despedirnos nos comentó que uno de los recuerdos que más claros tenia en su mente era el día de su partida a media tarde, en la calle de El Portal, la llegada de los labriegos con la azada al hombro y la sembradora, buscando su merecido descanso.



Hasta siempre, Pepe el Cátala.




Paco Mira/ Jesús Gil


** Cup. Lugar donde se pisaba y almacenaba la uva.

domingo, 12 de abril de 2009

ONIL TAL COM ERES




Para los actuales moradores de Onil, sobre todo para la gran mayoría que hoy lo habita, les parecerá que nuestra pequeña población, ha sido en forma y tamaño siempre igual. Los que superan la barrera importante de los 40, sabemos que Onil fue hace bien poco, diferente.

La gran transformación industrial y con ella el negocio especulativo de la construcción tuvo su inicio en la década de los 50, el asfalto de las calles a ultimo de esta década , sobre todo las más importantes, rompió con una estructura de años que estaba formada al Sur por un pequeño tramo de la Av de José Antonio, La Plaza del Carmen, Generalísimo y Cervantes, se cerraba al Oeste con el final de la Menora y les Eres al Este el Arrabal, ea Norte estaba el Serrallo y les Figueretes, pegados a una montaña soleada con aparente poca importancia paisajística y medio ambiental, pero llena de pequeñas sendas que nos transportan al interior de las mismas en donde antaño, la recogida de esparto y leña formaba parte de una actividad industrial o simplemente el placer de la recogida de la seta, hiervas aromáticas o el caracol de un arraigo cultural del Colivenc.

No hace mucho tiempo la entrada de Moros y cristianos transcurría por los mismos lugares que hoy se realiza “les populars retretes de festes”. Era en aquellos tiempos la parte activa de Onil, donde se vivía, donde se descansaba y donde se realizaba el comercio. A través del mismo vamos a realizar un pequeño trayecto para conocer mejor la vida de hace medio siglo.

En la calle Mayor, existía la tienda de la Salud propiedad de Ximo Gallina, que emigró a tierras más calidas (Benidorm) y Casa Nando( antigua C.A.M y hoy helados Parra) tienda de regalos y unos portales más abajo Rafael Molina, hermano de Santiago Molina y abuelo de Jorge Jerez, era pintor y tienda de comestibles.

En la esquina con la calle Portal donde hoy Javier tiene su comercio Andrés Mira Vicent ( Andreuet el avaro) comerciaba con el vino de Benejama y enfrente el Tio Micalet era uno de los poco medios de transporte de los habitantes de la villa, el taxi.

La plaza del Carmen no hace muchos años Antonio Bordera tenía una tienda de comestibles y mercería, pero anteriormente lo regento Lucrecia y unos años antes, estamos en los principios de los 50 José Yañez Pérez, disponía en ese mismo edificio de una armería y en el rincón de la torre, la fusteria de Sento el Sacrista, a parte de los trabajos naturales de la carpintería el Tio Sento, realizaba trompas y mazos de gloria para el día de resurrección donde los niños tocaban a las puertas y eran perseguidos por sus dueñas con las escobas.

Saliendo de la Plaza del Carmen por la calle Trinquet, la zapateria de Jaume Navarro, hoy Argentaria, de niño trabajaba, miguel Macari, Sepet y Luis el de la Ferrera.

En la Avenida de José Antonio, despachaba Daniel Guill y su esposa ( Daniel el drapero), siempre recordare esta frase, ¡ Que gran eres!, que graneres te Daniel en la tenda, y al final de la Avenida el Bar de Huertas el más antiguo de Onil, inaugurado al igual que el cine el 23 de Abril de 1954, con la película Violetas Imperiales, protagonizada por Carmen Sevilla y Luis Mariano, 47 años observando los cambios producidos en Onil.

La Plaza del Generalísimo, era como es normal en cualquier población el núcleo comercial, sobre todo los fines de semana por la implantación en la misma del mercado, pero también tenia comercios importantes con tradición anterior a la contienda civil. Camilo poseía una tienda de ultramarinos, justo en la esquina donde hoy esta Bancaja y al lado de la casa del Tío Tonin, entre la misma y el Antiguo Ayuntamiento, hoy(C:A:M) la pescadería de les aguaciles, única pescadería de Onil al tener las mismas la exclusiva. Justo al Xorro, la sastrería del Tío Julio. En la entrada de la Avenida a la derecha, el Hostal, Fonda y Posada de Andreu el Avaro, Alejandro Feliu y Victoriano Beneyto, arrendatarios del mismo por este orden y donde también pernoctaba nuestra querida Alcoyana, cuantas veces haciendo la mili en Ceuta, Getafe o Zaragoza no hemos preguntado, ¿Dónde para la Alcoyana?.

Primero fue el Centro Cultural Artístico, posteriormente el Casino y termino siendo el Bar de la Plaza. A cuantas bodas y comuniones no habremos asistido, cuantas parejas de Onil han celebrado su día mágico en este emblemático edificio. En el recuerdo queda el chocolate en toña de les comunios, el aperitivo de medio día la partida, el limpia botas, Els cuadros del cine, debajo de su terraza, cubierta de curiosos que cada tarde esperaban a la alcoyana por ver que personaje llegaba a Onil. Pero la vida en la plaza, destacaba los fines de semana, el Viernes el mercado con Manollillo de Elda con sus puntillas, botones, hilos, cremalleras, etc. Que siempre se colocaba enfrente de la casa de Camilo, otros asiduos de siempre fueron los Moxos, Pepe y Agustin con las especialidades de verduras, ensaladas, coliflor. En una época el mercado se llego a realizar el Sábado por la tarde y recordamos a Hermosura y Templaura, un introvertido individuo, altísimo y de rasgos árabes que encandilaba a la gente con su personalidad y buen vender, rodaba el año 47.

El Tío Tasco, abuelo del ullons, repartía periódicos en la plaza antes de que el Bledo pusiera la librería, siempre era por encargo.

Algunos Domingos en el Trinquete se realizaba mercado de mulas y burros y frente al Xorro, los charlatanes con sus furgones ambulantes, te vendía una manta, una olla y un peine sin que te dieses cuenta.

El viejo Ayuntamiento desaparecio y con el otro personaje entrañable que formaba parte del paisaje de Onil, el Aguacil i els seus bandos.

El aguacil daba tres pitadas, siempre que el bando fuera del Alcalde y dos pitadas de los demas:

“Tods els que vullgen comprar pex, Sardina, Ranya, i Tonyina de la Vila en Ca ...........”

“ Consevol que saixa encontrad una clau que sá perdud desde la plaseta la Fon al carrer de la Menora que la manifeste i se li gratificara,”

“ Es fa saber, que demá Dimecresper el matí, desde les 10 a la una, estará el destista en el Hostal. “

“ Día 22 de Abril, De odre del señor Alcalde esfa saber que queda terminanment prohibit, fer fogueres davall dels fils de la llum”.



En el Rabal de Baix ( San Jaime) teníamos los primeros comercios, a la entrada del mismo la tienda de Salud la de Ranrra.
En el Rabal de Dalt ( Calle Valencia) el forN de pastes de la Tía Gaitana, hoy en día con varios comercios regentados por Aurorín la de Gaitana y Miguel Corna co sus hijos, ¡Cuantos años de endulzar nuestros paladares!
Unos pasos delante la de la Fuente del Remanso, donde tantas veces las mujeres de Onil han lavado la ropa.

Antes de pararnos en la plaçeta del Señoret, en la calle Barberán y Collar estaba la Farmacia de les Merin y más tarde, pasó al farmacéutico Francisco Sanz (Paquito de la Farmacia) casado con María la del Avaró.

Cuando desaparecio esta farmacia, en este mismo lugar abrieron una droguería el matrimonio Ramonet e Isabel, hoy la regenta su hijo unos pasos más abajo. En esta misma calle estaba el Molino de harina y al mismo lado una pila de agua para abrevar las caballerias y ganado.
En la misma plaza La Fuente, nombres ligados desde siempre a Onil y su comercio, el forn de Bodegueta, la tendeta del Senyoret y latienda de la Tía Emilia Leal, y al lado el Tío Saoro Martí, vendiendo de su propia cosecha, zanahorias, alfalfas, calabazas y espigas de máiz. Justo a la salida de esta plaza se inicia la calle Tafiletes (Nostre Señor Robat), calle que daba entrada a la plaza de les filaes el 29 de Abril, en la misma esquina, la tienda de María Palillos. Como pasa el tiempo estamos ya en la quinta generación, poco después paso a Emilia y Juanito y algunos años después antes de trasladarse a la Plaza de San Vicente a “Nalita”.

Santiago Trompa, tenía un comercio de salaura, frente al cuartel vell de la Guardia civil, al lado justo de les Gallardes, recorria las masias vendiendo sus productos, con carro y mula, como hacen en la actualidad algunos comerciantes en la época de Verano. En la Casa de la Comare(la Tía Isabel) que ayudo a traer al mundo a tots el colivecs majors de 35 anys, había una tienda de bicicletas, bueno por aquellos tiempos alquiler de bicicletas, con el tiempo se trasladó a la Plaza del Generalismo, justo al lado de la torre del reloj y unos portales más abajo en la misma calle Fausti la tendeta de Sunsioneta, en frente de Doña Elia, y la panadería de Palillos.

Antonio tuvo muchos años su horno de pan donde las amas de casa y a falta de hornos caseros llevaban la comida, ¡ Que bó el arrós y garró de la Tía Librada!, i les mantecaos, suspiros i sequillos que portaen les dones cuan estaben prop els festes..

Dejamos por un momento la calle Fausti y retomamos nuestro caminar por la calle Doctor Sapena , bueno millor el carrer del mitj . En la misma esquina tenía carnicería Francisco Verdú y justo donde se ensancha la calle, el Cartero (Jesús Sánchez, corresponsalía de prensa). Justo enfrente, dos nombres que dejaron constancia de su pasado por esa parte vieja de Onil, el Tío Pepe Purísima, confección de alpargatas y el Tío Sepet, quien no recuerda los arreglos de las zapatillas de Fútbol, con el refuerzo interior de la puntera metálico y el perfecto acabado de los balones que había que conservar como mínimo de Reyes a Reyes y él los suturaba con gran maestría.

La prueba , hoy llamado control de calidad de los balones la realizábamos al lado mismo de la zapatería, en la plaseta el xorret, junto a la extraordinaria sombra de los Chopos que a nosotros nos parecían gigantesco. Tiempos en el que formar una portería con dos piedras era fácil aunque teníamos la precaución de recoger y dejar al lado del árbol, el problema de la hidratación también estaba resuelto en todos los campos de fútbol, ya que siempre existía una fuente con agua fresca para el descanso de los partidos, siempre que el Tío Tonet el Angarrros o la tía Librada no lo dieran por finalizado antes de tiempo ya que no dejaban pasar con seguridad a sus clientes. En la misma calle La fiela, Pere el Romo, Sofía y en la esquina con San Isidro una “ tienda” multible que por aquellos tiempo era normal, la del Xarlotet, Barbería, Armería y pintura de brocha gorda, todo en uno, como los grandes almacenes, justo en la otra esquina, El forn de Cándido (pare de Pepito el del Xorret), a través del tiempo fue fábrica y mercería, Amelín y Ramón también tuvieron la librería inicialmente el la Placeta, antes de trasladarla a la Avenida, pero eran otros tiempos.

Siguiendo con nuestro tranquilo paseo hacía el Serrallo realizaremos una parada en el Bar los Claveles situado en la calle Monserrat y propiedad de la Tía Marieta, familia dels Quitranera. A través de la calle Barranco llegamos a la intersección con Princesa y compramos unas galletas en Angelita la Ximerlina(Madre de Javier Arques), unos metros más arriba, La Plaza de la Malva, otra de las cinco plazas emblemáticas del Onil de siempre; cada casa un comercio, a la entrada a la derecha el Tío Pablo, abuelo de Lucilén, que en el año 57 traspaso a Vicente (Botana). Justo en la esquina con Tormito, el Tío Palleter y su mujer Librada la Palletera, vendían capazos y cambiaban por pieles de conejo, a la otra esquina el TíoM maestro , areglo de calzado y confección de guantes para el juego de la pelota y pegado a su casa Carmen la del Forn tienda de comestibles.
Quien no recuerda los Domingos de Invierno el sabor y el olor en la plaza de los churros del tío Barsa y en Verano el carrito de helado de mantecao i aigua civa, “matecao helaoo”. Muy cerquita, en Ferrándiz(encargos para bodas), Aurelieta la Pastelera, la mayoría de los encargos de las bodas pasaban por sus manos, eran otro tipo de Mantecao, pero que junto al suspiro, su sabor perdura.

Antes de adentrarnos en la calle más larga de Onil, la Menora, Doctor Salcedo para los carteros, bajaremos por cruces bajas y entraremos a saludar a Consuelo la Cabrera a mitad de la cuesta era por aquellos tiempos la tienda de Onil más al Oeste. Ya en la menora( últimas novedades para señora y caballero)todos conocemos el nombre de este comercio con el de Telesfora algunos años después se traslado a la calle Doctor Sapena y por último sus descendientes a la calle Mayor, en la misma fachada de la Menora estaba Pepeta Gitssa, mare de Sento y Pepito y en calles ayacentes, Monca y Pósito los hornos de Toni el de Visita y el Sajenyo. Antes de abandonar la calle donde aun tenemos en nuestra mente esas grandes partidas de pilota y donde los festeros el día de la entrada podían lucir con esplendor sus trajes en una calle larga y ancha al compas de la marcha festera, recordamos la bodega del tio Pepe y el Bar del Caracol, regentado por Enrique y Agustina, padres de los Piguitas, siendo parada obligada para los feteros 50 años después y que por aquellos tiempos se podía degustar los caracoles con picante.

General Herrero, unía Xorret con Menora y San Vicent. Sento Gitssa tenía una tienda de comestibles que posteriormente traspasó a Justo el Drapero y su esposa Consuelo la Seca ( abuelos de Justo Guill y antes de llegar a les escaletes de Botonets,la tendeta de Pilareta, familia de Paco Totosa, en frente Amparo la Torriana tienda de regalos prepulsora de las tiendas de todo a cien, mujer de extraordinario carácter, que fue alcaldesa durante la contienda civil y que posteriormente cambio su comercio a una tienda de pescado.

Entramos en la Placeta els Casinos ( Plaza San Vicente) Botonets, Senteta, Balí, inventor de los programas de información deportiva de los Domingos por las tardes, colocaba una pizarra a la entrada donde apuntaba los resultados de los partidos de fútbol. Botana ¡Que vermutets ¡, tenía fábrica de hielo y de sifones, actividad que adquirió a les Sifoneres de Madrid, que la regentaban en aquellos tiempos en la calle Faustí. Carrasco y Rosa, regentaban otra carnicería al lado del bar de Senteta y Botonent y justo en frente existía otra del Tío Quitranera y Marieta al lado del Bar de Balí.
En el racó algunos años después Javier puso la tienda de tejidos de alta novedad, heredada de sus padres.

Antes de pasar por la calle Empedrada, nos hacercaremos a la parte baja de la calle Fausti, donde en la intersección con el estanco, propiedad de Consuelet, tenía una tienda de ultramarinos Milagros la millonaria y en la misma esquina el Tío Gerardo el Estañaor (abuelo de les Gerardes), finalizando esta calle, Rafael y Toneta Beló, padres de Rafael Miró, vendían zapatillas. Cuantas zapatillas de lona habremos usado y que diferencia con las actuales, sobre todo en la transpiración, aquellas nos dejaban un cierto color de tinte amarillo en los pies.

En calle Empedrada, el Bar de Popeye, después la farmacia de Eladio y a finales de los 50, motores Piva. La calle Empedrada fue el primer lugar donde pudimos ver por primera vez la televisión, un sinfín de niños nos sentábamos en la acera para ver los dibujos, año 60, lo hábitos sociales cambiaban a velocidad incontrolable.


En Cervantes, 7 Teresseta Amat, tenia una tienda de confección que traspasó a su hijo como hemos comentado anteriormente, a mitad de los años 50, hoy en día a la entrada de la calle Portal.

Todas estas calles, fueron el Onil de siempre, los años dieron paso a un boom demográfico, Onil pasó de 2.500, 2.700 habitantes en la década de los 50 a 6000 en los 70, y con ello una incongruencia, de las calles desaparecieron, el estanyaor, que te arreglaba el cantaro y la olla, el afilaor, mientras hablabas con la vecina te dejaba unas tijeras que cortaban el agua, el drapero, cambiaba trapos por una taza y una peseta y una piel de conejo por un vaso, te embogaban la silla en el portal y como no regalicia barat, arrop y tallaetes, mel de romer, no tenias ni que moverte de la calle.

El tiempo ha pasado, la placeta de la font , del xorret y de la Malva, se han quedado sin tiendas, el 20 por ciento de las casas están vacías y el entramado comercial ha pasado a la parte sur, parte nueva de la población y en muchos casos fuera de Onil, son otros tiempos, pero de seguro, seremos muchos los que vivimos con nostalgia aquellos años, ¡ per algo será ¡

Jesús Gil/Paco Mira

miércoles, 8 de abril de 2009

ESCUCHANDO A NUESTROS MAYORES



Como cada mañana de esta primavera, aprovechando el sol que calienta, (como dice el dicho: “en Febrero, busca la sombra el perro”), se reúnen, entre otros, en la plaza del Chorro, Sento y Xugán. Les gusta mucho reunirse y retomar sus años vividos. No sé lo que ocurre, pero siempre se recuerdan con nostalgia. Hoy también está con ellos Toni. Más de ochenta años vividos y muchas cosas para contar. Más para contar que escuchantes, problema de la sociedad acelerada.

Viendo pasar sin cesar la gran cantidad de vehículos que transitan por la plaza, Sento dice que entre turismos, camiones y motocicletas, Onil tiene más de cuatro mil quinientos vehículos censados. Sento recuerda que cuando tenían ocho o nueve años había poco más de tres o cuatro coches en Onil. Uno de ellos lo tenía el Tío Peneque, un Ford de 1923, que lo tuvo a primeros de la década de los años 30. El mismo número de motos había en aquella época, y también algunos camiones como el del tío Quicorro ó Ramón Canarra. De la fusión de algunos de estos camioneros salió la empresa El Control, que más tarde pasaría a llamarse Unitransa.

-Hablando de camiones-, dice Toni, -la empresa de Vicente Tortosa, El de la roda del cavallet que todos los años, ¡casi ochenta que viene a Onil!, dejaron por aquellos años un camión abandonado en la era de Mejies.¡La de veces que hemos ido a jugar! Era uno de los lugares preferidos.

- Sí, las eras-. comenta Xugán -Solían ser lugares de juego para nosotros. ¿Recordáis la era del Pardo?, ¿la del Tío Romualdo Amat? Y como no la de Puncha, donde se empezó a jugar al Fútbol en Onil, en el año 1930/31 aproximadamente.

-Xugán- dice Sento -es uno de los pocos que queda que fuma cigarros liados a mano. Saca una vieja y raída petaca de tabaco picado, un estuche de papel de la marca Pay-Pay, y se pega un papel en el labio inferior. Luego, con dos dedos de una mano coge el papel horizontal, y con la otra vierte el tabaco enrollándolo con los dedos. Moja el papel con la lengua, y ¡a fumar!-. Se lamenta Xugán de ser un empedernido fumador, actitud que le ha llevado muchos disgustos de salud.

En la época de las restricciones, hacía hora extras en el campo, en el monte, o donde fuera, para poder comprar.

-Cuando trabajaba de albañil-, cuenta Xugán -fuimos al convento a realizar unos remiendos. Los días que estuvimos por las mañanas al iniciar nuestra jornada laboral, junto a las herramientas, había siempre unos cigarrillos. Al principio pensamos que sería un milagro, pero luego descubrimos que las monjitas nos lo dejaban para que se hicieran más cortas las mañanas.

-Mira Toni, tu prima María.
-¿De dónde vienes?
-Del supermercado de comprar detergente, y he pasado a beber. Antes este producto no lo comprábamos. Cuando vivía en el Serrallo, mi madre, como todas las madres, nos mandaban a La Coveta, cerca de La Peña la Sima a recoger Terreta per a escurar. Era el detergente para los utensilios de cocina, los cuales se quedaban relucientes. No nuestras manos, que sufrían con el contacto de este producto casero y barato.
Antes también veníamos a llenar el cántaro y botijos. Recuerdo que, cuando era joven, los Domingos, las amigas del barrio, cogíamos los cantaros y veníamos a la fuente que, como sabréis, no estaba aquí, sino en el centro de la plaza. Pero más que por el agua, era por ver la cartelera del cine (Teatro Cervantes) ubicado donde se encuentra El Tizio, y a la vez hacíamos planes para la tarde.

Entre semana también veníamos muy a menudo, pero esto eran horas de trabajo. De niña recuerdo que muchas de mi edad hacíamos de chachas o niñeras. Paseábamos niños pequeños mientras sus madres trabajaban en las fábricas. Los de edad de recibir el pecho los llevábamos a la fábrica por la mañana y por la tarde, para que su madre les pudiese dar de mamar. Con este trabajo, teníamos para merendar y nos quedaba algo de calderilla.

-El tiempo está inestable-, comentan - mira que Abril ha sido toda la vida... Acordaros cuando para fiestas se limpiaba y barnizaba puertas y arreglaban con tierra roja las calles… La lluvia era más seguro de adivinar que el calendario Zaragozano. ¿Recordáis?, te anunciaba durante todo el año los días de frió, calor, días de lluvia y que el hijo que estabas esperando nacería al cambio de la luna. Algunas cosas, muchas, sí las acertaba. A falta de medios de comunicación (bien estaba), igual que a falta de médicos. Recuerdo que cuando teníamos reuma, hemorroides o dolor de muelas se aliviaba llevando una castaña en el bolsillo. Y la tos-ferina se curaba bebiendo agua de siete fuentes diferentes. ¡Y lo bueno era que funcionaba!.
Como comentaba antes, el tiempo está inestable. Y todos estos niños que nos están escuchando, tienen que irse a casa. ¡Y no os creáis que son cuentos del capitán Amarillo!,
-Es verdad-. contesta uno con cara de espabilaete -Mi abuelo me cuenta a veces historias parecidas y dice que las vivencias de las personas mayores son tantas que necesitaríamos muchos días para poderlas contar.

Otro día seguiremos recordando.


Paco Mira / Jesús Gil