lunes, 2 de mayo de 2011

Sempere. Poeta de la geometría.

Texto y fotografías por : Mercedes Gómez

Eusebio Sempere es, como Eduardo Chillida, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX, presente en el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, y, en su caso, uno de los creadores e impulsores.

Cuando decidí escribir sobre este escultor y su obra en Madrid desconocía absolutamente todo sobre la persona. Buscando información leí algunas pinceladas sobre su vida que me han impresionado, dándome cuenta de que detrás de toda obra hay un artista, aunque parezca una obviedad no siempre somos conscientes.

Eusebio nació el 3 de abril de 1923, en Onil, Alicante. Debió ser un niño especial, decía que quería ser pintor, no de casas sino “de cuadros” a pesar de que muy pequeño perdió la visión de un ojo. Y fue un adulto especial, quizá por varias circunstancias que marcaron su vida, como la enfermedad que llegó muy pronto, pero sobre todo por su gran creatividad y talento. También, leyendo la prensa de la época, da la impresión que debió ser una persona sociable y emprendedora, que entabló buenas relaciones con sus compañeros artistas y otros profesionales.
Autorretrato. 1941. Carboncillo sobre papel.

En sus comienzos, como tantos otros artistas, pintó paisajes, pero le gustaba investigar y crear nuevas formas. En 1948 fue a París, gracias a una beca. Allí se relacionó con los grandes artistas de la vanguardia, abandonó la figuración, y avanzó hacia un estilo que sería clasificado como abstracción geométrica. Alguien le ha llamado “poeta de la geometría”. A Eusebio le gustaba jugar con las formas y colores, y mezclarlos con la luz, el movimiento, incluso la poesía y la música. También se le considera el introductor del arte cinético en España.

En París conoció a Abel Martín, quien se convertiría en su colaborador, amigo y compañero.

El 15 de enero de 1960 Eusebio Sempere, en compañía de Abel, volvió a España y se instaló en Madrid, donde entró en contacto con los artistas más destacados del momento y pronto se hizo un hueco entre ellos.

Unos años después intervino en el proyecto de construcción del puente que uniría el paseo de Eduardo Dato y la calle de Juan Bravo que en cierto modo podría calificarse como el Viaducto del siglo XX, una gran obra de ingeniería a cargo de José Antonio Fernández Ordóñez y Julio Martínez Calzón.

Con la construcción del Paso Elevado desapareció una calle que bajaba desde Serrano hasta la Castellana, la calle de Martínez de la Rosa, más conocida como calle de la “S” por su forma, y que estuvo jalonada por doce de los palacetes creados por el Marqués de Salamanca durante la construcción del Ensanche de Madrid, todos desaparecidos. Únicamente sobrevive uno de los diez construidos en la zona cercana a la Puerta de Alcalá, en la calle de Villanueva.

Calle de Martínez de la Rosa (Plano de I. Ibero h. 1875)

Inaugurado el 23 de septiembre de 1970, el Paso Elevado de la Castellana mide 320 metros de longitud y 16 metros de anchura. En septiembre de 1987, a la muerte del político Enrique de la Mata Gorostizaga, se dedicó el puente a su memoria poniéndole su nombre, pero todo el mundo lo conoce con el nombre de Puente de Eduardo Dato o de Juan Bravo.

Se trata de una obra de gran precisión, en cuanto a su planificación y ejecución, así como en el empleo de materiales, nuevos para la época, como el acero cortén. Los pilares de hormigón diseñados a la manera clásica, con fuste y capitel, pretendían armonizar con el entorno.
El objetivo desde el principio fue conjugar la técnica con la estética, de modo que ambos ingenieros propusieron a Sempere la creación de la barandilla, cuyos tubos de hierro exquisitamente diseñados contribuyeron a conseguir una sensación de transparencia que proporciona la elegancia y esbeltez perseguidas por sus autores.
A partir de entonces, entre los tres se propusieron la creación de un museo de escultura bajo el puente. El papel de Eusebio Sempere fue decisivo, pues gracias a su relación de amistad con los demás escultores, todos de primer orden, o sus familiares, consiguió la cesión de las obras que hoy día componen el llamado Museo Arte Público.


Además de las barandillas del puente y de la zona ajardinada, el escultor realizó otros elementos integrados en el Museo, como los dieciocho bancos de hormigón blanco, igualmente en forma de S. Aparte ser la inicial de su apellido, la forma de ambos recuerda la calle de la S quizá como homenaje a la desaparecida vía.
La obra que representa a Eusebio Sempere en el Museo es la escultura Móvil, formada por una serie de rejas cuadradas colgadas del puente realizadas con varillas de acero inoxidable que producen una serie de efectos ópticos según la posición desde la que la observamos o incluso según el movimiento ocasionado por el viento.
Móvil (1972). Acero inoxidable.
También es obra suya la Fuente-Cascada que nace bajo el puente al nivel de la calle de Serrano, formada por nueve rampas onduladas de hormigón blanco pulido, que se cruzan, por las que cae el agua hasta el estanque en forma de “T” en cuyo centro se encuentra la escultura de Martín Chirino de un rojo deslumbrante.
Además de su obra gráfica presente en galerías de arte y en el Museo Reina Sofía, en el jardín de la Fundación Juan March en la calle de Castelló, podemos contemplar otra escultura de Sempere, magnífica, titulada Órgano, y realizada con tubos de tres centímetros de diámetro en acero inoxidable sobre plataforma metálica.
Organo (1977). 270 x 400 cm.
En 1983 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Ya no podía pintar ni construir. Murió en 1985 con tan solo 62 años de edad, a causa de una terrible enfermedad que le iba paralizando. Su amigo Abel Martín le cuidó hasta el último momento. Dramáticamente, el propio Abel moriría años después, asesinado en su casa en 1993, a la misma edad que su amigo, a los 62 años. El móvil pudo ser el robo pues desaparecieron varios cuadros de gran valor de las paredes de su chalet que habían pertenecido a Sempere.

Al año siguiente, en mayo de 1994, la Galería Rayuela de Madrid dedicó una exposición a los dos artistas, y el Suplemento Cultural del Diario ABC dedicó un emotivo reportaje a la muestra y a la obra y personalidad de ambos.

Sempere fue sin duda uno de los artistas más importantes de la vanguardia española, del arte rompedor en la España de los años 50 y 60, y de la historia del arte del siglo XX en general, presente su obra en diversos museos.

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