miércoles, 4 de agosto de 2010
Texto de Rafael Quilis Molina
Uno de los pueblos orgullo de la capital, es esta pintoresca villa de Onil, sede de las muñecas que aparecen en los escaparates de todos los bazares europeos; este pueblo donde las mujeres tienen la candorosa belleza de las muñecas; de estas muñecas que si hablaran, tendrían la simpatía y el encanto de sus mujeres.
Agrupados al Sur de la sierra que lleva su nombre, muy rica en plantas medicinales y abundante en aguas que dan origen al río Castalla, los edificios onilenses se muestran escalonados como deseosos de lucir su arquitectura ante los ojos del visitante. Más hacia el Norte, y ya en plena sierra cuajada de encantos y sombrosas perspectivas, las heredades esparcen su blancura como manteles inmaculados, tendidos al sol sobre el verdor de los romeros olorosos.
Y, a los pies de la villa, la Marjal; una fertilísima y enorme alfombra; una descomunal labor de cañamazo donde el verde de diferentes tonalidades forma caprichosos dibujos cuyos contornos están festoneados por innumerables acequias en las que canta el agua durante las veinticuatro horas del día.
Tan maravillosa vega, queda cerrada en sus extremos por lujuriantes plantaciones de manzanos, almendros y olivos, cuyos frutos constituyen la principal producción de este maravilloso paraíso levantino.
Aparte de la casa solariega de los Juanes –de cuya estirpe figura fray Pedro Juan de Molina, General Ministro de la Orden de San Francisco- y otros dos edificios más que ostentan en su fachada el escudo que pregona el rancio abolengo de sus moradores, no es Onil población en la que abundan las mansiones señoriales como tampoco existen monumentos que nos hablen de las gestas gloriosas de los onilenses. Solamente la soberbia mole del palacio del Marqués de Dos Aguas, nos habla con muda elocuencia, del poderío de los señores feudales de la época.
Textos: Rafael Quilis Molina
Info: La Provincia de Alicante en el lápiz de Gastón Castelló
Este articulo ha sido extraído del blog Alicante Vivo, este periodista Colivenc de los años 1920 de la prensa alicantina fue un notable articulista muy integrado en su pueblo y en la misma ciudad de Alicante, de todos es sabido de la letra del himno del Nostre Senyor Robat, como así letras de música de hogueras como “ bon tabalet” y obri l´ull “ de la hoguera Alfonso el Sabio.
Quilis Molina fue un periodista respetado en la prensa alicantina, de la cual escribio “ La anécdota en la Prensa Alicantina del Siglo XIX”. También fue uno de los fundadores de Asociación de belenistas de Alicante entre otras cosas.
Sus comienzos en el mundo de la prensa fueron, El Tiempo, Progreso Mercantil y uno de los fundadores del diario Eco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario