martes, 21 de abril de 2009
UNA NUEVA PERSPECTIVA
Por suerte, aun es agradable contemplar a grupos de gente, hombres en su mayoría, en tranquila tertulia junto al palacio, igual que se ocurría en antaño. Sobre todo los meses de verano a la sombra de las torres, en meses más fríos se buscan sitios soleados.
Cualquier transeúnte que decida pararse, escuchará conversaciones interesantes de la vida pasada. Un coche pregunta por la oficina de turismo, otro por la calle Joaquin Blume y muchos por la cooperativa, las matrículas son diversas, algunos caracteres resultan familiares, la mayoría NO.
Xugan, uno de los contertulios de esta mañana, recuerda que el pasado año por estas fechas, aquí delante del Ayuntamiento, paró un coche con matrícula de Barcelona. Buscaba, como tantos, la cooperativa. Tenia un aire que creíamos recordar. Al preguntar nos dijo que era de Onil, hijo de Pepe Coveta y María Carrer, que emigraron a Barcelona en el año 1944. Tenia entonces 14 años, sus padres pasaban de los cuarenta, se emplearon en una fábrica de tejidos en un pueblo de Barcelona.
Tenia 77 años, nosotros conocíamos mucho a sus padres que eran mayores que nosotros. Sin quererlo la mente se nos fue 60 años atrás. Recordaba algo de Onil, pero sabía mucho de su pueblo, gente, costumbres, fiestas… porque era tema preferido de sus padres en el nuevo hogar a muchos kilómetros de la suya.
Nos pidió que le acompañásemos por un Onil que conocía de recuerdos de infancia y de relatos de sus padres, pero de seis décadas antes. Sus padres le hablaban mucho de la Ermita de Sant Antoni, su madre era muy devota de Sant Antoni del Porquet. Allí quisimos iniciar un camino de recuerdos, pero con una nueva perspectiva.
La Ermita desaparecida hace más de 40 años, estaba situada enfrente de Famosa, al igual que Les Piletes dels Frares al lado del convento, y una industrial emblemática en Onil: la Fundición, esquina calle de Alcoi y Pared del Real, apenas iluminada por aquel entonces con dos bombillas de carbón, y hoy en día llena de edificios, luz y comercios.
Al llegar al cruce de la farmacia con la Avenida de la Constitución, pregunta por la herrería del Tio Cayo, El Llavador Municipal y la Bassa Vila, que provenía de agua al lavadero. Un poco más arriba, por la calle Barberan y Collar, notaba a faltar el molino del Tio Xulla frente a la fabricas de muñecas Merín. Y un poco más arriba la farmacia de Dº José Merín, en la misma calle, otra de las muchas piletas que daban de beber a las caballerías muy frecuentes en esa época.
Descansamos un poco en los bancos de la nueva Plaza de Abastos. A Pepe le resultaba complicado esta nueva perspectiva del Onil del siglo XXI.
En la misma esquina con La Placeta La Font, nos comentó que cuantas veces había llevado su vieja bicicleta a reparar al taller de Els Seco y su padre taxista en la misma casa. El Monumental árbol, no estaba el reloj de Sol, de siempre c y el cup** del Tío Romualdo había desaparecido.
Las escaleras nos dirigen al barrio de Les Figueretes, el barrio de Onil que mejor conserva el encanto y formas de antaño, muy diferente a La Placeta del Xorret, sin fuente, sin árboles, sin el horno del Tio Candido y lleno de pisos que el urbanismo salvaje nos borra día a día de nuestros recuerdos. Pasamos por la calle Barranco que da nombre al mismo que cruza Onil de Norte a Sur. A mitad de la calle, Pepe se para y nos dice, aquí vivía el matrimonio Saulo y Teresa, ganadero él, recuerdo que mi madre me enviaba con un cazo a recoger la leche que vendía a su clientela.
Nota a faltar el bullicio de la Plaza la Malva , Tormito y Calle Nueva, donde vivía con sus padres, por aquel entonces con muchos comercios, panaderías etc. Los niños están en el colegio, los padres trabajando, y el 30 por ciento de las casas vacías. Bajamos por la calle Alfareros y Cruces Altas. En la calle Tejar, Pepe quiso ver lo que quedaba de la alfarería de Virgilio, donde recordaba ir con amigos a por barro para hacer cuartinols y boletes. que secados al sol. nos aportaban un material para nuestros juegos de infancia.
Bajamos al final de la calle Doctor Salcedo, recordaba la era de La Menora que estaba enfrente de la casa de los maestros D. Antonio y Doña Anita. Sí que recordaba, aunque en estado ruinoso la Alfarería de Pepe y, pasamos a la calle Cervantes, donde por Semana Santa se jugaban las partidas de arrimar con el piso de tierra y piedras grandes con bolas de madera de carrasca, una de las pocas diversiones de la época junto a la Pelota.
En esta calle conocida antiguamente como calle de la enseñanza, llegamos donde estaban las escuelas municipales. Nos paramos, Pepe nos comenta, aquí desaparece todo, solo queda lo que era la escuela de las chicas. Comentamos las muchas utilidades que ha tenido desde entonces, como biblioteca, fabrica, etc , dice Xugan, Al llegar a la Plaza recordaba la fuente, el árbol, el Ayuntamiento donde hoy se encuentra la CAM, junto con correos y la pescadería de les Aguaciles Juli y María.
Comentamos también el desaparecido Teatro Cervantes hoy con una nueva estructura de pisos, bares, donde veíamos las películas de cine con tres o cuatro paradas o cortes de unos pocos minutos mientras cambiaban las bobinas o rollos de celuloide.
Enfrente el Hostal con servicios de comida y habitaciones, garaje para la ALCOYANA, coches y carruajes con cuadra para caballerías. Demasiados cambios y muchos años de ausencia.
Finalizado el paseo, nos pidió para el día siguiente, que lo llevásemos a recorrer las fincas de Onil, dos zonas que recordaba fugazmente, El Tormo y Vasalos, donde muchas veces visitó. Luis, uno de sus amigos, residía en la finca Vasalos, y la parte de Fabanella hacia el Canales, Les Boltes, La Font del Moro, Moralleja, L´Umbria, Galindo. Cuántas veces había acompañado a su padre a recoger leña por esta zona. Recogimos pebrella para llevársela al pueblo (el olor de la sierra) en Cataluña.
Quisimos plasmar este encuentro con una foto en la plaza, antes de despedirnos nos comentó que uno de los recuerdos que más claros tenia en su mente era el día de su partida a media tarde, en la calle de El Portal, la llegada de los labriegos con la azada al hombro y la sembradora, buscando su merecido descanso.
Hasta siempre, Pepe el Cátala.
Paco Mira/ Jesús Gil
** Cup. Lugar donde se pisaba y almacenaba la uva.
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