JUAN VILAPLANA SOUSA

ADMINISTRADOR DEL MARQUES DE DOS AGUAS EN ONIL
NACIO EN 1850 EN ONIL.
DESDE 1887 HASTA 1909 FUE ALCALDE Y CONCEJAL EN VARIAS LEGISLATURAS.
1908 DEJA EL CARGO DE ADMINISTRADOR DEL MARQUES.

sábado, 13 de agosto de 2011

La cencerra


Vamos a comentar aquellas “tradiciones “que existían en los pueblos y que muchos jóvenes igual desconocen, como el caso cuando se casaba algún viudo o viuda entrados de años. Esta “ Cencerra” he podido saber esta fue muy sonada en Onil.
En Ibi en 1945 vivía un matrimonio procedente de Onil, ella era María Pardines, la Palletera, dedicados a la venta de comestibles domiciliada en la plaza la Palla y muy popular, con ella pasaba muchas temporadas la hermana, Visita la Gafarrona, que más tarde fijo aquí la residencia; esta era algo entrada en años, cuando entablo relaciones con el delegado en Onil del Ocaso, que era viudo, prospero la cosa y se concertó la correspondiente boda, por lo que desde Ibi y Onil( que también existe la misma costumbre) se preparo una cencerrada.
Desde aquí se traslado, a parte de los invitados, bastante gente, sólo para ser participe en la broma. Pero en Onil, la noche anterior se reunió un numeroso grupo, delante del hostal, pues allí se encontraba el novio, el cual ante sus gritos bajo á indicarle que se había anunciado la hora a todos los invitados y por tanto tenían por qué esperar allí, incluso les dio una botella para colmarlos. Pero la mayoría, conocía las tretas que se valían los viudos para evitar ciertas escenas, por lo que un grupo permaneció toda la noche vigilante, alborotando con sus gritos y uno de ellos era Pascual Megias- casado con la Macarena de Ibi- que son dos cencerros no dejo de hacerlos sonar y se les oía gritar: Se casa Visita y yo …por si acaso.
La boda se efectuó a la hora convenida y congrego una gran parte del pueblo, en el que destacaba un nutrido grupo de juerguistas que fueron acompañándolos en todo su recorrido y de trecho en trecho, uno lanzaba el grito “Visita se casa con el Ocaso…” ( a los que respondan los demás) por si acaso“.
Para mejor poder asistir a este acto, los trabajadores de la Fundición de Onil, acordaron que ese día fuese fiesta y lograron llamar la atención, pues confeccionaron una monumental matraca que para poderla trasladar y que sonara, era preciso la colaboración de varios de ellos y seguían la comitiva.
A la salida de la Iglesia, los novios se dirigieron hasta el coche de alquiler de Bali, en donde dos esperaban sentados en los guardabarros delanteros, uno de ellos, Antonio Mira Bellod, que con un puñado de clavos en la mano amenazaba al dueño del coche en tirarlo a la rueda, si no iba despacio, el otro era un seminarista que no quiso perderse detalle. Al mover el coche, un nuevo acompañante, se unió, el sonar de las latas atadas al coche, así como dos bidones que eran fuertemente golpeados así hasta la casa en el Arrabal, hoy calle San Jaime.

Texto de Antonio Anguiz Pajaron del libro Miscelánea Ibense paginas 76 y 77.

* Antonio Mira Bellod era conocido como Palillos.
* Pascual Megias era el padre Faron.
* Respecto a que la fundición los trabajadores salieron unas horas para ir a la boda, no todo el día. Según me ha comentado un trabajador de aquellos años que trabaja en la fundición.



sábado, 6 de agosto de 2011

Don Ramón Sempere Quilis



En este modesto blog queremos rendirle nuestro pequeño homenaje a un colivenc Don Ramón Sempere Quilis, que nos guió el camino de la identidad de nuestro pueblo. Buceo en libros, archivos para encontrar las raíces de los colivencs, nos condujo a través de sus libros por los avatares políticos, sociales, culturales de los habitantes de la Villa.
Fue nombrado con mucho merecimiento Cronista Oficial de la Villa de Onil en el año 1988, hasta su fallecimiento en 2004.
2006 es nombrado Hijo Predilecto de la Villa de Onil.
No hay mejor manera que rendirle este pequeño homenaje sobre el topónimo de Onil.

ORIGENES DE NUESTRO TOPONÍMICO ONIL Y ADJETIVOS EMPLEADOS PARA SUS HABITANTES


Onil, al pié de sierra Mariola en sus últimas estribaciones y ésta amparando los embates del viento Norte, la Marjal ha sido en la antigüedad, no muy lejana, lugar de conejos. Esta afirmación se puede leer en los escritos de la Historia de los Cartagineses que, cuando intentaban llegar a Sagunto, su plaza dorada, por el interior, estaba marcada por la necesidad de adquirir carnes, lo que se hacía en los terrenos de Turria y Onil, en aquellas fechas Castalla y nuestro Onil.
Es conocido, e históricamente aceptado, el resultante toponímico nacido de una serie de circunstancias y actividades que, necesariamente venían disfrutando o usando los moradores en sus respectivas habitat, de cuyas actividades nació el toponímico.
Aceptado esto, y asimismo la relación palabra y materia, los habitantes pre-romántico nuestra Villa, seguían utilizando la palabra Conill con inusitada frecuencia, ya que era en su vida, tanto social como económica, centro de gravedad donde residía toda la pujanza y saber del hombre allí enclavado. Pues bien; si a la palabra
CONILL
Le suprimimos la “C” de entrada y la “L” de salida, fenómeno lingüístico presente en el desarrollo vernáculo valenciano, tendremos la palabra hermosa de
ONIL
Aun cuando no tuviéramos más argumento que los expuestos, que los hay, ¿podría negársenos el toponímico Onil originado por el sustantivo Conill?
Y ahora, la otra cuestión: El adjetivo aplicado a sus moradores que no es “onilenses”, sino CUBILENS o COVILENCS que el tiempo ha ido reformando por esa ley inexorable del uso de las palabras, quedando así estos vocablos o nombres:
COBILENCS o COLIVENCS
Esta última aceptación es la que ha prevalecido a través del tiempo y los documentos que hemos manejado.
¿Y por qué ese adjetivo y de donde proviene que pudiera avalar los adjetivos?
El “conill” habita y se reproduce en la madriguera que, en valenciano se traduce por COVIL y estamos seguros que ningún “colivenc” diría madriguera, sino “covil” y de esta práctica, nació con las limas necesarias que el uso impone nuestro

COLIVENC, masculino
COLIVENCA, femenino
Y para los plurales: COLIVENCS y COLIVENCAS


Ramón Sempere Quilis.